Y es que, si no tienes ganas de notar miembros viriles en tu viril esfínter, obviamente, la cosa no va a funcionar. O al menos, probar una vez. Para que no digan que no lo has probado todo en esta vida. Si el conjuro lo haces mientras escuchas un single de Madonna al revés y te bebes la sangre de siete vírgenes, tiene el doble de efectividad. No sólo para la penetración anal, claro, también para tu vida cotidiana. Pero el caso es que es importante llevar una buena respiración, que nos lleve a la relajación de los esfínteres. Sólo que, hasta que te hayas adaptado al pene en tu interior, te relajes. Una vez lo tengas ya todo controlado, puedes dedicarte a respirar y gemir como si no hubiera un mañana.
Aprende a hacerlo bien. Y no saben lo que se pierden cuando se practica correctamente. Como todo en la vida, siempre hay un margen de mejora en la técnica. Conocer los proncipales fallos que se suelen cometer puede darnos la clave para no estropear el momento. Expertos en la materia como la sexóloga Ada Cadell recomiendan echar un vistazo a lo que debemos evitar al dar o recibir sexo oral para conseguir que la otra persona alcance un clímax placentero sin igual y convertirnos en unos ases en el terreno. Al tener los labios ocupados no los utilizan para comunicarse con la otra persona y esto es un error que impide en muchas ocasiones conseguir el grado óptimo de placer o llevar el ritmo adecuado. El gran problema es cuando se une la rapidez de entrar en acción con la de conseguir el clímax del otro.
Comparte: Por suerte, hoy en día la conversación en torno a los juguetes sexuales y el placer femenino comienza a ser habitual: las mujeres se atreven a explorar su cuerpo y sus placeres, y los juguetes algo a poco forman parte de la vida sexual de las personas, ya sea que se usen en yermo o en pareja. Incluso, durante el confinamiento por la pandemia en algunos lugares se incrementaron las ventas. Para contribuir a la conversación, platicamos con nuestras amigas de CHERISH sobre algunas dudas comunes a propósito del placer femenino, para agarrar el toro por los cuernos. Todos los cuerpos sienten placer.