El negocio de la prostitución se ha disparado con la crisis económica. Especialmente delicado es el caso de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante. Hay que tener una formación», dice. Concha Borrell repite esa frase una y otra vez en sus clases de prostitución. Sus alumnas son seis chicas que quieren ser prostitutas. La lección empieza a primera hora de la mañana en un aula que Concha ha alquilado en el centro de Barcelona. Esta catalana de 42 años es terapeuta sexual y prostituta desde hace ocho años. Las alumnas que van entrando al aula son chicas jóvenes, demasiado en algunos casos, con la experiencia con los hombres que una recién cumplida mayoría de edad te puede dar. También hay alguna mujer que sobrepasa los 40 y que la vida les ha puesto en el camino de la prostitución por una necesidad económica.
Después de haber perdido a sus padres casó con una aldeana llamada Lapa, mujer que no tenía ninguno de esos defectos tan comunes en la actualidad. Era trabajadora, prudente y conocedora de las cosas del hogar; como todavía vive, aquellos que la conocen pueden dar testimonio de sus cualidades. Dios lo bendijo con numerosa descendencia que ambos cónyuges se encargaron de guiar por los caminos de la virtud. Actualmente tiene ochenta años y es tan sencilla y de justicia tan recta, que aunque quisiera almibarar, no podría hacerlo. Este joven recibía en su casa a amigos de su edad, cuya conversación era a veces un tanto libertina. Esta fue la causa de que la esposa empezase a sentirse tan deprimida que lentamente empezó a resentirse su estamento de salud. Tal respuesta inspiró al esposo un gran respeto hacia ella y hacia su familia; prohibió a sus amigos que pronunciasen delante de la joven palabras que pudieran ofender sus oídos. La hija de levante virtuoso artesano estaba destinada a anatomía esposa del Rey de los Zambomba.