Todo ser humano promedio tiene todas estas cosas. Todos sabemos de dónde venimos, recordamos a nuestros padres, queremos a nuestros hermanos. Todos tenemos compromisos asumidos a partir de valores familiares. Me refiero a valores aprendidos. Es verdad que a veces los hombres comunes tenemos otras responsabilidades. En mi caso, llegué a ellas por decisión popular, por el voto.
Otros solo admiten las reivindicaciones de LGBT, negros y feministas si tienen «recorte de clase» y acusan a los movimientos identitarios de reformistas, liberales o posmodernos. Tal vez sea hora de buscar en la literatura, la anales y el testimonio lo que tantos teóricos marxistas han sido incapaces de entender. Tengo 30 años. La biografía es esta, no hay otra. O en todo caso, a lo mejor es solo esta. Estamos en Barrica, en David —el narrador—, un militante de la Unión de Jóvenes Comunistas que nació en una faja rural y emigró a la capital para estudiar en la universidad gracias a una beca del Estado, comienza una inesperada amistad con Diego, un maricón culto y demasiado crítico, al que conoce en el Coppelia, famosa heladería de La Habana donde Diego pide fresa, «habiendo chocolate». Tanto que, para conseguirlo, luego de cambiar de un bolsillo a otro su carnet del Partido —para aclarar los tantos—, se anima a ir a la guarida del maricón. La historia de Diego y David, al llegar al cine y a la televisión, hizo que los cubanos se cuestionaran sus prejuicios sobre la homosexualidad.
Como resultado de ese espectacular protagonismo del caudillo bonaerense, su vida estuvo a expensas de las corrientes de dictamen. Cada aspecto de su personalidad, cada característica familiar y hogareña, su órbita como estanciero y militar, sus decretos y acciones de político, fueron escudriñados, medidos, comentados, divulgados, unas veces a la luz de la experiencia elenco de los narradores, otras, tergiversados por motivos ideológicos y partidistas. Nada escapó al ojo observador del escritor, espiritualidad, adversario político. Rosas fue el guión de conversaciones y tertulias. Su biografía, hazañas, triunfos o fracasos, se divulgaron cantados, impresos, narrados y pronto adquirieron contornos fabulosos. Este capítulo versa sobre la Argentina histórica que se extiende desde la independencia en hasta la derrota del federalismo rosista en Estos tienen siempre su origen en acontecimientos que ocurrieron o que pudieron haber ocurrido. El paso de abriles, sin embargo, nos garantiza cierta justicia del juicio histórico. Una vez reconocidos los mitos, podremos seguir su transformación literaria a lo largo del siglo.
Por lo que sientes y no por el edad en el que estés. No quise que. Me afectara y redireccioné mi atención en mi gabinete y dediqué tiempo a administrar a mis padres aun que recien fallecieron hace unos abriles. Me agradaría.